Santucho y el alma viva del marxismo
Daniel
De Santis
19
de julio de 2020
En este 44 aniversario
de la caída en combate de Santucho, Urteaga, Menna, Delfino, Lanzilloto y
Gértel, queremos rescatar el pensamiento político revolucionario de quién fuera
figura central en la ofensiva obrera y popular, para ello, nos vamos a detener
en cuatro momentos de viraje político en el período 66-76.
Producido el Golpe
militar e instaurada la Dictadura de Onganía y poco antes y después del
Cordobazo y de las demás movilizaciones del año 1969, tenemos a Santucho como
protagonista en la resolución de una estrategia revolucionaria: Partido
leninista, ejército del pueblo, frente de liberación nacional y social,
internacionalismo revolucionario y, previendo un nuevo auge diferente a los
anteriores, porque se aproximaban luchas de masas con perspectiva socialista.
Santucho captó la profundidad del Cordobazo, que lo podemos resumir en que la
clase obrera capturó la iniciativa política, quizás, por primera vez en nuestra
historia. Por lo tanto había que concretar la segunda herramienta estratégica
para que la política revolucionaria estuviera a la altura de la demanda de esas
masas movilizadas. El V Congreso del PRT fundó al Ejército Revolucionario del
Pueblo en julio de 1970.
La amplia y exitosa
ofensiva revolucionaria alertó a los sectores más lúcidos de la clase
capitalista, encarnadas políticamente en sus figuras principales: el Dictador
Lanusse y el líder popular Juan Perón. Fue así que en marzo de 1971 el primero
lanzó la táctica que se revelaría estratégica del Gran Acuerdo Nacional, y el
segundo se dispuso a disputarle el liderazgo del proceso. La respuesta de
Santucho fue la línea de los Comités de Base sobre suya base construir un
partido para participar en las probables elecciones nacionales. A la
profundización de la política de masas y militar le sumaba la ampliación de la
misma en el terreno electoral, preparando al PRT para el boicot o la
participación. No hubo condiciones para el boicot y no se puedo concretar la participación
electoral, pero la corrección de la estrategia, el sostenido empuje de las
masas y la activa política militar que culminó en la toma de un cuartel militar
en Córdoba, anotaron un triunfo revolucionario: la retirada de la Dictadura.
Ante el segundo momento
del GAN, ya como Perón como conductor, Santucho no se dejó confundir con el
discurso populista de Perón y lo caracterizó como el verdadero jefe de la
contrarrevolución. Esta
fue la coyuntura que le permitió comenzar a construir la tercera herramienta
estratégica el frente de liberación con la tentativa del Frente
Antiimperialista y por el Socialismo (FAS) que en junio de 1974 reunión el
Rosario 25 mil militantes y activistas.
Fue así que en la
disputa por la iniciativa política Santucho pudo derrotar la línea de Perón que
quería una vez más que las masas fueran del trabajo a la casa y de la casa al
trabajo. La clase obrera por el contrario profundizó su movilización
reivindicativa como bien Mario Roberto había previsto.
Entramos así en una
situación descripta por Santucho en Poder Burgués y Poder Revolucionario: “Este
fenómeno [la muerte de Perón], un notable impulso del auge de las masas, y un
fortalecimiento acelerado de las fuerzas revolucionarias, políticas y
militares, se combinan para configurar el inicio de una etapa de grandes
choques de clases, antesala de la apertura de una situación revolucionaria en
nuestra Patria. En otras palabras, entramos en un período de grandes luchas a
partir del cual comienza a plantearse en la Argentina la posibilidad del
triunfo de la revolución nacional y social, la posibilidad de disputar
victoriosamente el poder a la burguesía y al imperialismo”. En este folleto
incorpora la construcción del doble poder iniciándose en formas de poder local
pero, advertía, “no hay posibilidades de avanzar sólidamente en el desarrollo
del poder local sin constantes avances en la unidad y movilización de las masas
populares” por ello “la unidad y movilización patriótica de todo el pueblo
requiere la construcción de una herramienta política orgánica que la
centralice, organice, impulse y oriente. Es el Ejército Político de las masas,
el Frente Antiimperialista”.
Ya Domingo Menna en el
editorial de El Combatiente del 3 de julio de 1974 había pronosticado grandes
luchas que se concretarían exactamente un año después, en las Jornadas de Junio
y Julio de 1975 que derrotaron el proyecto contrarrevolucionario encarnado
ahora por el ala fascista del Gobierno: Isabel y López Rega. No es ocioso decir
que este fue el segundo triunfo de las fuerzas populares y revolucionarias.
Aquí, las propuestas de Santucho lo presentan como un líder de la revolución
llamando a la más amplia unidad obrera y popular y, desde ella, alianzas
tácticas para aislar y derrotar a la derecha del Gobierno y enfrentar al futuro
golpe militar.
El Informe al CC
Vietnam Liberado del 21 de julio de 1975 “Ante las posibilidades democráticas
forjar y fortalecer la unidad”, el cual es una combinación de firmeza
revolucionaria y flexibilidad táctica con el objetivo de sostener la
movilización de masas para demorar los planes golpistas. En esos días Santucho,
analizando las tácticas de Montoneros: “Renuncia de Isabel y elecciones en 60
días”; la del PC, “Renuncia de Isabel y formación de un gobierno de amplia
coalición democrática cívico militar”; y la de PRT, “Asamblea Constituyente
Libre y Soberana”, no se detuvo a hurgar en las significativas diferencias sino
que encontró que “las tres están en el plano de la lucha democrática”.
En diciembre realiza la
autocrítica del Buró Político ante el asalto al Cuartel de Monte Chingolo: “Fue
un gravísimo error haber lanzado la acción en conocimiento de indicios ciertos
de que el enemigo podría estar alertado. Ese error y cuya responsabilidad recae
principalmente en el mando de la operación con extensión a la Comandancia del
ERP, reconoce fundamentalmente dos causas: subestimación del enemigo y déficits
en la técnica militar”.
En el error aparece el Santucho más lúcido
“Con fuerza hacia las
masas”[1]
fue la consigna con la que Santucho rectificaba la errónea del 24 de marzo de
1976 “Argentinos a las armas”.
“Cuando poco antes y
después del 24 de marzo analizamos las perspectivas del golpe militar cometimos
un error de cálculo (…) Al no prever un reflujo transitorio de la movilización
obrero-popular (…) no nos adecuamos plenamente en lo ideológico y orgánico a la
nueva realidad nacional. (…) En lo ideológico en cuanto dificultó el
enraizamiento de la concepción de guerra prolongada, y en lo orgánico en cuanto
no nos orientamos con máxima energía a simplificar el aparato y volcar más
compañeros a los frentes de masas”[2].
En el mismo editorial remarcaba que: “En el actual período de reflujo de
movilización de masas, el accionar guerrillero mantendrá viva la llama de la
resistencia popular. (…) la lucha armada ocupa el centro de la lucha política,
es y será el eje de la política nacional”.
Mario Roberto,
reflexionando sobre el “error de apreciación táctica”, entre el 23 de junio y
el 7 de julio escribió que habíamos “manejado solo briznas de marxismo”. Si
bien lo escribe en primera persona del plural, una forma muy habitual de hablar
y escribir en esa época porque no se desvinculaba lo personal de lo colectivo,
no oculta que se está refiriendo a él en primer lugar. Pero si recordamos que
era un gran lector y tenía una amplia formación marxista, queda claro que no se
está refiriendo a haber leído unos libros más. En “Con fuerza hacia las masas”
nos habla de que no vimos el reflujo del movimiento de masas. La respuesta,
entonces, no se va a encontrar escrita en ningún libro; porque no se está
refiriendo a un conocimiento enciclopédico del marxismo sino a su alma viva, a
la pericia para la maniobra política, que se obtiene principalmente en la
experiencia y de los datos necesarios para el análisis que surgen de auscultar
el estado de ánimo de las masas.
Haber captado que a
partir del Cordobazo la clase obrera había capturado la ofensiva fue el timón
en el que apoyó Santucho, durante siete años, sus análisis y pronósticos. Estos
innegables aciertos, creemos, dificultaron al estratega comprender el viraje en
la situación política. Sus medidas de corrección aprobadas por el CE y
contenidas en “Con fuerza hacia las masas” nunca pudieron ser aplicadas
cabalmente, por lo que el error táctico se convirtió en estratégico.
Proyección a la actualidad
El 14 y 18 de diciembre
de 2017 el pueblo realizó enérgicas movilizaciones y a partir del 25 de abril
siguiente se desmoronó el capitalismo argentino cuando comenzó la masiva
retirada de capitales golondrinas. Era el momento en que el Frente de Izquierda
(FIT) debía jugar lo acumulado desde 1983 entregándose a la preparación de
grandes movilizaciones, pero los partidos de este frente no se hicieron cargo
de la situación cayendo en el letargo político y en una poco analizada pero no
menos estrepitosa derrota, que tuvo un primer reflejo en las elecciones de 2019
y es el origen de la actual crisis en la izquierda.
Comparando las dos
experiencias, la de la década de 1970 y la de estos últimos años podemos ver
que en la primera los revolucionarios cayeron luchando al frente de la lucha de
clases del proletariado y el pueblo, mientras que en la segunda en el momento
que la historia lo demandaba los dirigentes del FIT cayeron en la inacción.
Serán las enseñanzas del período revolucionario y el pensamiento de Santucho,
sobre todo la pericia para conducir la lucha en los momentos de viraje de la
historia, en la que deben encontrar inspiración los actuales y futuros
esfuerzas de construcción revolucionaria.
Porque como dijo Mao
Tse Tung y nos recordaba Santucho en su último escrito Diez años de lucha y
experiencias: “luchar, fracasar, volver a luchar, volver a fracasar, volver a
luchar hasta la victoria” es una ley de la lucha revolucionaria.
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