GOLPES DE ESTADO EN BOLIVIA | XI: Plan Cóndor | por Froilán González y Adys Cupull
El mismo guion para todos los tiempos.
Ante el deterioro de la
dictadura de Banzer, la CIA tomó directamente el control de los ministerios de
Gobierno, Defensa, Presidencia y Relaciones Exteriores. Reestructuró los
servicios de Inteligencia y estableció en Bolivia el Plan Cóndor. El general Hugo
Banzer a sugerencia de la CIA y de su asesor Klaus Barbie propuso a Luis Arce
Gómez como Secretario del Plan con un sueldo de 2 mil dólares al mes pagado por
la Embajada de Estados Unidos.
Luis Arce Gómez, nació
en 1938, hijo del general Luis Arce Pacheco, nacido en Andorra y uno de los
ganaderos más ricos de Santa Cruz, la madre era de ascendencia alemana,
mantenía amistad y correspondencia con jerarcas del nazismo y con familias de
origen alemán asentadas en Bolivia. Era tía de Roberto Suárez Gómez, conocido
como el "Rey de la cocaína" de la mafia del narcotráfico boliviano.
Arce Gómez fue un mal
estudiante, de bajas calificaciones, de conducta violenta, racista,
indisciplinada, autosuficiente y prepotente. En 1955 ingresó en el Colegio
Militar y en 1960 fue acusado de violar a una joven, hija de uno de los jefes
militares y lo expulsaron definitivamente del Ejército y comenzó a trabajar
como fotógrafo para varios órganos de prensa, cubriendo eventos sociales y
llevando una vida catalogada como desordenada, de libertinaje, impúdica,
obscena y lujuriosa. Tenía el apodo de Malavida.
En 1964 participó en el
Golpe de Estado de Barrientos y lo reincorporaron al Ejército, con el grado de
capitán y se especializó en explosivos. Obtuvo una beca en Estados Unidos en la
Escuela de Las Américas donde se graduó de paracaidista y piloto de aviación.
Pasó un curso en Argentina de Inteligencia, al regresar fue designado en el
Departamento de esa especialidad en el Estado Mayor.
En 1969 se desempeñó
como Jefe de Seguridad del Palacio Presidencial, participó en varios negocios
ilegales, entre ellos un tráfico de armas compradas a Israel y vendidas
secretamente al líder libio Muamar al Gadafi.
Algunos testigos de
esos negocios fueron asesinados, entre ellos el dueño y director del periódico
Hoy, Alfredo Alexander Jordán y su esposa Elena Dupleych. La pareja recibió
dentro de un regalo de cumpleaños una bomba de relojería y al explotar destrozó
sus cuerpos. La noticia impactó al país, Alexander, era un destacado periodista,
reconocido político y ex embajador de Bolivia en España. Los analistas
señalaron que el autor o autores del crimen requerían de conocimientos
especializados para preparar el artefacto explosivo y no pocos sospecharon en
Luis Arce Gómez.
En 1970 cuando el
general Alfredo Ovando fue nombrado embajador en España, lo acompañó e ingresó
en una Academia Militar, fue discípulo del Rey Juan Carlos I, con quien
estableció amistad. El general Francisco Franco le entregó su diploma de
graduado. Regresó a Bolivia en 1973 y el dictador Hugo Banzer lo reintegró al
Ejército, hasta que, a sugerencia de la CIA y de Klaus Barbie, lo propuso como
Secretario del Plan Cóndor.
En entrevista con la
argentina Graciela Ramírez Cruz, nacida en Buenos Aires en 1958, periodista especializada
en Derecho y Dirección Comercial, luchadora por los derechos humanos y miembro
de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, coordina
actividades del Comité Internacional por la Dignidad y Justicia de los Pueblos
y es miembro de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, expresó:
“El Plan Cóndor, en
Bolivia se inició en la dictadura del general Hugo Banzer en coordinación con
las de Argentina, Chile, Brasil y Uruguay. Fue un pacto criminal entre las
dictaduras del Cono Sur, que provocó no solo 30 mil desaparecidos en la
Argentina, sino miles de torturados y exiliados en toda América Latina.
“Le ponen Cóndor, ave
nacional de Bolivia y respetado en el mundo andino, es la de más alto vuelo,
mejor vista y observar desde las alturas. El Cóndor sobrevuela los Andes de
forma majestuosa, es fuerte y venerada y quisieron convertirla como símbolo de
terror, muertes, desapariciones y crímenes.”
Graciela se refiere a
varias víctimas de Plan Cóndor, entre ellas las de Carla López Artes, nacida en
Perú, hija del uruguayo Enrique López asesinado en Bolivia y de la argentina Graciela Rutilo Artes, a
quien junto a su hijita, una bebé de nueve meses de edad, las entregaron a
militares argentinos y las llevaron al Centro de Detención Clandestino
“Automotores Orletti”, un centro de torturas y muerte, donde fueron trasladados
cerca de 200 militantes, uruguayos, argentinos, paraguayos, chilenos,
brasileños y cubanos.
Expresó como cuando
asesinaron a Graciela, la bebé fue adoptada por uno de los secuestradores y
torturador, durante años ocultaron su identidad, abusada sexualmente por el
torturador que se apropió de ella y gracias al trabajo extraordinario de los
organismos de derechos humanos, en particular el de las Abuelas de Plaza de
Mayo, se logró recuperarla.
En la entrevista
Graciela Ramírez añadió como en el Centro de Detención y Exterminio Automotores
Orletti desaparecieron al argentino Marcelo Gelmán y a su esposa María Claudia,
de nacionalidad uruguaya, quien estaba embarazada y fue entregada a la
dictadura de Uruguay. Los restos de Marcelo fueron encontrados años después,
dentro de un tanque arrojado al río Luján en Buenos Aires. Su padre el poeta
argentino Juan Gelmán, mantuvo una incesante búsqueda y en el año 2000, pudo
recuperar a su nieta Macarena cuando ya tenía 23 años de edad. Es otro símbolo
del plan criminal del Cóndor.
“También fueron
asesinados y desaparecidos, dos diplomáticos cubanos, Crescencio Galañena
Hernández y Jesús Cejas Arias, secuestrados a escasas cuadras de la Embajada de
Cuba en Buenos Aires, trasladados a Orletti, torturados brutalmente y luego
arrojados al río en barriles de lata con cemento. Se conoció que en los
interrogatorios participaron agentes de la CIA que viajaron desde Estados
Unidos para interrogarlos y torturarlos. En junio de 1976, el Plan Cóndor creó
un banco de datos de inteligencia computarizada y nuevamente vuelve a abrirse
sobre América Latina, con la agresividad y brutalidad del gobierno de Estados
Unidos y la pretensión de la reactivación de la Doctrina Monroe y la Doctrina
de Seguridad Nacional.”
Entrevistado Luis
Fernando Rodríguez Ureña, Secretario Ejecutivo de la Comisión de la Verdad en
Bolivia, Sociólogo y ex diplomático expuso: “El Plan Cóndor viene a ser la
expresión militarizada de una propuesta económica de los años 70, cuando
gobiernos populares habían tomado el poder en América Latina. Es importante
denunciar al sistema capitalista como generador de gobierno de dictaduras y han
producido un mecanismo de intercambio de información y de prisioneros.
Inicialmente ese Plan era llamado Plan Buitre, un ave de rapiña mirando a los
animales moribundos para actuar sobre ellos. Bajo esa concepción, la CIA genera
ese plan. A los dictadores no les gustó Buitre, los afectaba en su orgullo y
dicen: “Buitre no. Cóndor”. Ahí es donde se transforma el Plan Buitre de la CIA
en el Plan Cóndor de la CIA; subrayo de la CIA, porque es un resultado de
intercambio de información de Inteligencia entre los estados, coordinado y
financiado por la CIA.
“El Plan tiene tres
etapas, la articulación de la información en una misma base de datos, en torno
a militantes de izquierda, activistas, curas tercermundistas, todos son
vigilados y reprimidos y cuando uno de ellos pasa de un país a otro, es seguido
para ser generalmente eliminados.
“En el caso boliviano
el general Juan José Torres es una de las víctimas, es parte de ese esquema, en
ese momento empieza a actuar con la participación de paramilitares para la
eliminación de enemigos como les llamaban ellos… También funcionaba en Europa
con otras características, pero siguiendo la misma metodología: intercambio de
información entre agencias de Inteligencia, seguimiento de militantes y en muchos
casos la eliminación física de activistas importantes.”
El general Juan José
Torres, después del Golpe, solicitó asilo político en Perú y luego en Chile y
dos años después se trasladó a Argentina y estableció su residencia en un
céntrico apartamento de la ciudad de Buenos Aires y continuó con los
preparativos de regresar a Bolivia para luchar contra la dictadura de Banzer,
junto a militares nacionalistas recuperar el poder.
El 3 de junio de 1976,
al salir de su casa, cuatro individuos lo secuestraron y al día siguiente su
cadáver fue encontrado bajo un puente de una carretera en la localidad de
Giles, a unos 100 kilómetros de Buenos Aires. Estaba acribillado a balazos y
tirado de bruces con las manos atadas con cuerdas y los ojos vendados.
La prensa al referirse
a los posibles autores del crimen, publicó: “Los asesinos son gente a sueldo de
organismos represivos como la CIA norteamericana y que cuentan con la más
segura impunidad ya que hasta ahora ninguno de sus miembros ha caído en manos
de la policía [...].”
Ricardo Aneyba Torrico,
compañero de Luis Arce Gómez en el Colegio Militar, expresó: “Su abuela era
alemana y de ella heredó los ojos verdes, la señora era muy racista, repetía
que éramos una raza mala, si Bolivia no estuviera habitada por indios, sería un
país como Alemania por la cantidad de riquezas que poseía.
“Cuando lo nombraron
comandante en el Colegio Militar, lo acusaron de racista, de castigar con
rudeza y crueldad a los cadetes no blancos, para obligarlos a renunciar.
También lo denunciaron de querer convertir la institución en un centro de
paramilitares.”
El doctor Tomás Molina
Céspedes, sobre Luis Arce Gómez explica como las protestas lo obligaron a
renunciar y fue designado Embajador en Taiwán y posteriormente Agregado Militar
en Argentina, donde el general Rafael Videla lo condecoró con la medalla
Militar en el Grado de Gran Comendador. Un periódico de Estados Unidos publicó
la foto con el titular UN ASESINO CONDECORA A OTRO ASESINO. En esa ocasión los
militares argentinos le vendieron un departamento en 30 mil dólares, propiedad
de uno de los revolucionarios eliminado.
Ricardo Aneyba comentó:
“Los militares argentinos incautaban fincas, casas, autos y departamentos
propiedad de los revolucionarios, después de torturados, los asesinaban,
desaparecían y sus propiedades las vendían.”
Arce Gómez le confesó
al historiador Tomás Molina, su admiración al Ejército Argentino porque lo
planificaban todo y dijeron: “Saquemos de encima a toda esta gente
izquierdista”. Desaparecieron a mucha gente. Por eso hay tantos muertos, tantos
desaparecidos, por eso hay las madres de la Plaza de Mayo que hoy reclaman a
sus hijos y nietos. A los izquierdistas que mataban los desaparecían o los
lanzaban al mar y confiscaban sus propiedades…”.
Le explicó que en
Bolivia era necesario implantar un gobierno al estilo de Franco de España,
Trujillo, de República Dominicana, Somoza, de Nicaragua, Stroessner, de
Paraguay o Pinochet en Chile.
Continuará.
Por Froilán González y Adys Cupull
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