GOLPES DE ESTADO EN BOLIVIA | XII: Un país en quiebra | por Froilán González y Adys Cupull
El mismo guion para todos los tiempos.
La explotación
desmedida, saqueos de las riquezas por trasnacionales, evasión fiscal,
contrabando, corrupción, robo, inflación descontrolada, entre otras causas
llevaron a la economía de Bolivia a la quiebra, el país profundamente
endeudado, tasa elevada de desempleo, discriminación, alto nivel de pobreza,
represión, asesinatos selectivos, crisis social y económica a punto de un
estallido.
El 19 de enero de 1977
Jimmy Carter asumió la presidencia de Estados Unidos y el diputado Marcelo
Quiroga Santa Cruz habló en el Congreso, denunció la injerencia de Estados
Unidos y el apoyo a la dictadura de Hugo Banzer y los crímenes y violación de
derechos humanos de esta, y afirmó que sin el apoyo de Estados Unidos la
dictadura se derrumbaría.
El 8 de febrero llegó a
Bolivia un enviado especial del presidente norteamericano, para sostener dos
encuentros con el general Hugo Banzer y tratar la necesidad de democratizar el
país ante el peligro de una sublevación y la guerra civil.
La pobreza y la crisis
económica eran tan grave que Estados Unidos gestionó con Alemania Federal, Gran
Bretaña y Venezuela intensificar la asistencia humanitaria. Comentaristas
afirmaban que Bolivia a pesar de sus grandes riquezas se había convertido en un
país mendigo, experta en pedir limosna. Los analistas se refirieron a los
intereses de Estados Unidos en situación de peligro, especialmente el oro,
petróleo y litio, su mayor interés.
El embajador de Bolivia
en Estados Unidos, Carlos Iturralde, prometió realizar unas impecables
elecciones e invitó a varias personalidades sugeridas por los norteamericanos
como observadores y garantes, integrada por un diputado de la comisión de
derechos humanos de la cámara de los comunes de Inglaterra, de la Corte de
Alemania Occidental, del comité de apelaciones de Suecia, del consejo de
iglesias de Estados Unidos y unos funcionarios de la OEA.
Las elecciones exigidas
por los norteamericanos e impuestas al general Hugo Banzer, fueron convocadas
para el 9 de julio de 1978. El dictador impuso a su candidato, el general Juan
Pereda Asbún, Ministro de Gobierno (Interior), quien anteriormente se había
desempeñado como Ministro de Industria y Comercio.
Las elecciones se
realizaron en la fecha prevista con gran despliegue de medidas de seguridad. El
candidato del general Banzer, resultó ganador con elevadísimo porcentaje de
votos. Se dijo que nació en 1931, de origen palestino, graduado de piloto en el
colegio militar de aviación, de familia económicamente acomodada, con
especialización en Italia y Argentina, comandante del colegio militar de
aviación, Jefe de la Fuerza Aérea y fiel amigo y leal subalterno de Banzer.
Muy rápidamente se
descubrió un gran fraude electoral, en comunidades donde la represión de la
dictadura había dejado una estela de muertos, heridos, detenidos y
desaparecidos. Cerca de Pucarani, una comunidad aimara en las márgenes del Lago
Titicaca, de unos dos mil habitantes, votaron más de 10 mil. Se denunció la
estafa, envuelta en corrupción, donde los políticos pretendían culpar a los
indios y justificar el dinero empleado en compra de votos, campaña electoral,
del presupuesto abultado para transporte, audios, propaganda, bebidas,
salteñas, charangos y danzarines.
En otras poblaciones se
denunciaron irregularidades, como la compra de votos en comunidades enteras,
con falsas promesas, de caminos, escuelas, agua, postas médicas, campos
deportivos, electricidad y sobornos con dinero a algunos caciques y dirigentes
sociales, denunciados posteriormente porque lo que pagaron era una mínima parte
de lo reportado como gastos. Se conoció la impresión de boletas en Buenos Aires
para el fraude, facturadas en cinco veces superior al pago de las mismas y se
apropiaron del dinero.
Se reveló un complot
para cometer el fraude, buscando la nulidad de las elecciones y permitirle al
dictador Hugo Banzer continuar en el poder. Con esos propósitos se
tergiversaron y ocultaron informaciones, se culparon a los partidos opositores,
a la corrupción, a líderes del Movimiento Nacionalista Revolucionario y a las
comunidades campesinas.
Importantes líderes
sociales y políticos amenazaron con bloqueos de caminos y carreteras,
desobediencia civil, tal como había calculado el equipo de Banzer, pero la
convulsión social se desató y las elecciones tramposas fueron anuladas. Dos
días después el general Juan Pereda Asbún y sus patrocinadores dieron el Golpe
de Estado, traicionaron a Banzer, lo amenazaron de muerte y obligaron a salir
del país. La rebelión generalizada podría conducir a trágicas consecuencias.
El presidente de facto
nombró al coronel Luis Arce Gómez Jefe de la Casa Militar y anunció elecciones
para 1980. La cúpula militar fue acusada de nido de ambiciosos, corruptos y
traidores, donde todos se disputaban el poder y querían erigirse como
presidentes. Cuando sus estrategias fracasaban por la vía electoral tomaban el
gobierno por la fuerza y cuando lo alcanzaban no querían abandonarlo.
El gobierno de Estados
Unidos se opuso a la posposición de las elecciones. En Bolivia se sabía cómo la
embajada norteamericana pagaba un plus a funcionarios y personal de la fiscalía
y al consejo electoral y le exigieron intervenir. En pocas horas, tal como
exigían los norteamericanos esas instituciones condenaron la posposición de las
elecciones.
El 24 de noviembre de
1978 a cuatro meses del monumental fraude, el general David Padilla, derrocó a
Pereda Asbún e inmediatamente procedió a convocar elecciones para el 1 julio de
1979 como exigían los norteamericanos.
El general David
Padilla, nació en 1927 de familia acomodada y prestigiosa, perteneciente al
sector institucionalista del Ejército, gozaba de seriedad y honestidad, se
había especializado en la Escuela de Armas del Comando y Estado Mayor de Altos
Estudios Militares, estudió en una Escuela Militar en Estados Unidos, en una
base norteamericana en el Canal de Panamá y en la Escuela Superior de Guerra de
Argentina. Se elogió el hecho de ser el primer militar en trece años, que
entregaba el mando sin masacres ni estar mezclado en corrupción y narcotráfico.
El nuevo presidente de
facto, concretó sus esfuerzos al mantenimiento del orden interno, la creación
de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos, derogar la ley
fundamental de universidades decretada por el dictador Banzer, reponer la
Autonomía Universitaria, organizar una comisión para conmemorar el centenario
de la reivindicación marítima de Bolivia, en su conflicto con Chile desde la
Guerra del Pacífico.
Ante la agudización de
la crisis económica, social y política, Estados Unidos aprobó el 1 de marzo de
1979 una ayuda económica de 280 millones de dólares, para Bolivia, Haití,
Honduras, El Salvador, Guyana y algunos estados del Caribe, considerados los
más pobres de América Latina y en el caso de Haití y Bolivia del mundo, solo
comparables con los más subdesarrollados de África. A estos dos últimos le
impusieron como condición fiscalizar la ayuda, administrada por Estados Unidos,
para evitar corrupción y malos manejos.
El 1 de julio de 1979
se realizaron las elecciones, resultó ganador el doctor Hernán Siles Suazo,
pero sin los votos requeridos para asumir la presidencia y tenía que pactar con
otros partidos. Las fuerzas de derecha conspiraron para que no llegara a ningún
acuerdo.
El doctor Hernán Siles
Zuazo había regresado a Bolivia en 1964, pero después del golpe de estado de
Barrientos, lo amenazaron de muerte y vivió asilado en Perú, Argentina y
Uruguay, hasta la dictadura en ese país y se vio obligado a refugiarse en Chile
hasta el Golpe de Estado de Augusto Pinochet, que partió para Venezuela. En
1977 aceptó suscribir una alianza con el Movimiento de la Izquierda
Revolucionaria (MIR), donde fundaron el frente de Unidad Democrática y Popular,
(UDP), integrada por partidos de izquierda, incluyendo a los comunistas.
El triunfo de Hernán
Siles Zuazo no fue aceptado por las dictaduras del Cono Sur, la embajada de
Estados Unidos, los partidos de derecha y la junta militar. En 1979 el Congreso
eligió al Presidente de esa cámara Walter Guevara Arze, Presidente
constitucional interino con mandato de un año y con el encargo de convocar
nuevas elecciones presidenciales en 1980.
El doctor Guevara nació
en 1912, autor de varios libros de ensayo. Se graduó de Derecho y estudió
Sociología y Economía en la Universidad de Chicago en Estados Unidos. Fue
Embajador de Bolivia en Francia, Venezuela y Naciones Unidas. Ministro de
Relaciones Exteriores en varias ocasiones.
En 1960 rompió con el MNR y fundó el Partido Revolucionario Auténtico
(PRA) del que fue candidato presidencial. En 1964 participó en el Golpe de
Estado apoyando al general Barrientos, quien lo nombró Ministro de Relaciones
Exteriores y fue electo Senador y el general David Padilla, le transfirió el
poder el 8 de agosto de 1979 con el rechazo de los partidos de oposición y los
militares derechistas.
Ese año el ex dictador
Hugo Banzer fundó un partido de derecha, Acción Democrática Nacionalista ADN y
enfrentó en el Congreso Nacional los intentos de enjuiciarlo por los crímenes
de lesa humanidad y corrupción cometidos durante su dictadura. El principal
acusador era Marcelo Quiroga Santa Cruz, presidente del Partido Socialista. Las
fuerzas de derecha bloquearon el juicio y el ex dictador juró vengarse del
considerado detractor y calumniador.
El sacerdote jesuita
Luis Espinal Camps, denunciaba sistemáticamente la dictadura de Banzer, lo
acusaba de violador de los derechos humanos, censura a la prensa, corrupción,
sobornos, nepotismo y las vinculaciones con el narcotráfico. Los paramilitares
lo amenazaron de muerte, de quemarle la habitación donde residía y
desaparecerlo para siempre. El religioso llegó a Bolivia procedente de España
en 1968 y dos años después obtuvo la ciudadanía boliviana.
Trabajó como profesor
en la Universidad Católica de La Paz, donde desarrolló una intensa labor
pastoral, autor de varios libros, escribía para el diario católico Presencia,
programas de radio y televisión, agudo crítico de cine, dirigía el semanario
Aquí, donde pensaba publicar una investigación que demostraba las relaciones de
la cúpula militar con el narcotráfico. Sus comentarios eran escuchados y
respetados.
Para apoyar al nuevo
gobierno y su reclamo legítimo al Mar en su viejo conflicto con Chile, Estados
Unidos instruyó a la OEA convocar una reunión en Bolivia. Asistió el Secretario
del Departamento de Estado Cyrus Vance, pero tan pronto el alto funcionario se
marchó y aún presente las delegaciones de la OEA, el 1 de noviembre de 1979 el
coronel Alberto Natusch Busch, ejecutó un cruento Golpe de Estado.
La prensa reflejó, era
hijo de un alemán asentado en Bolivia, con amplios recursos económicos, con
relaciones en Alemania Federal, amigo del nazi fascista Klaus Barbie. Ese
vínculo familiar le permitió obtener una beca en la Escuela de Armas y de
Infantería de Montaña de ese país, hablaba alemán y también cursó estudios en
la Escuela Superior de Guerra en Buenos Aires. Mantenía excelentes relaciones
con Banzer a quien en su mandato sirvió en varios cargos, Ministro de
Agricultura y Ganadería, Ministro de Asuntos Campesinos y Agropecuarios y
Presidente del Banco Agrícola.
Durante los días de la
represión utilizó a militares y policías con carros de asalto y armamentos
pesados contra civiles y provocó la muerte de un centenar de personas y medio
millar de heridos.
El principal represor
fue el coronel Arturo Doria Medina, comandante del Regimiento Tarapacá quien
dirigió una masacre de 208 muertos y más de 500 heridos. La condena al
genocidio abarcó las ciudades y minas. La COB convocó una huelga nacional. El
gobierno de Estados Unidos suspendió la ayuda militar a Bolivia, se originaron
amenazas de sublevación de las Fuerzas Armadas y la retirada del apoyo de
políticos comprometidos con el golpe de estado.
El doctor Walter
Guevara Arze acusó a Estados Unidos de la inestabilidad política. Alberto
Natusch renunció el 15 de noviembre de 1979, a 16 días del intento golpista. El
Parlamento eligió a Lidia Gueiler Tejada, presidenta constitucional interina,
hasta las elecciones del 29 de junio de 1980.
Lidia Gueiler Tejada,
nació en 1922 en el seno de una familia con recursos económicos. Hija del
suizo-alemán Moisés Gueiler, estudió en el Instituto Americano y obtuvo el
título de contadora general. Se casó con un oficial paraguayo prisionero del
Ejército boliviano, cuando culminó el conflicto bélico estableció su residencia
en Asunción.
Años después regresó a
Bolivia, empezó a trabajar en el Banco Central y se inscribió en el Movimiento
Nacionalista Revolucionario, (MNR); en abril de 1951 participó en una huelga de
hambre en el Palacio de Justicia en la ciudad de La Paz, exigiendo junto a 27
mujeres, la libertad de presos y exiliados políticos, entre ellos Víctor Paz
Estenssoro. Se integró a la Revolución del 9 de abril de 1952.
Al año siguiente fue
acusada de estar involucrada en un complot para asesinar al presidente Víctor
Paz Estenssoro y posteriormente fue designada en la Secretaria del Consulado
General de Bolivia en la ciudad alemana de Hamburgo, de donde pasó a Agregada
de la misión diplomática en Bonn y finalmente Embajadora.
En 1956 la eligieron
diputada y al año siguiente asistió como representación del gobierno de
Bolivia, a la Reunión de Técnicas y Dirigentes de las Oficinas del Trabajo de
la Mujer, que tuvo lugar en México. En 1960 fue reelegida diputada, en 1963
participó junto a Juan Lechín Oquendo en la fundación del Partido
Revolucionario de la Izquierda Nacionalista (PRIN).
Después del Golpe de
Estado de Barrientos se exilió en Santiago de Chile. En 1978 integró el Frente
Revolucionario de Izquierda, retornando al MNR al año siguiente, cuando fue
elegida diputada y presidenta de la Cámara de Diputados. Fue dirigente de
organizaciones femeninas y representó al país ante la Comisión Interamericana
de Mujeres. Recibió más de una veintena de distinciones, entre ellas el Cóndor
de Los Andes y la condecoración Andrés Bello.
La embajada de Estados
Unidos mostró su satisfacción por la restauración del sistema constitucional y
prometió reanudar la ayuda económica y militar y enviar de forma inmediata 53
millones de dólares que estaban paralizados.
El 16 de noviembre de
1979, Lidia Gueiler juró como Presidenta interina y ese mismo día hubo un
intento de Golpe de Estado cuando el general Luis García Meza y Luis Arce Gómez
le exigieron la destitución del general Hugo Rocha, al frente de la
Inteligencia. Lidia Gueiler accedió y
designó al agente de la CIA, coronel Luis Arce Gómez en ese importante cargo
con la aprobación de la embajada de Estados Unidos.
Convocó nuevas
elecciones y como candidato a Presidente por el Partido Revolucionario de
Izquierda Nacional PRIN se inscribió Juan Lechín Oquendo, quien había regresado
a Bolivia en 1978 y fue reelegido secretario general de la (COB) y Lidia
Gueiler quería ser la candidata a Presidente por ese partido.
Continuará.
Por
Froilán González y Adys Cupull
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