GOLPES DE ESTADO EN BOLIVIA | XVI: Viejos tiempos | por Froilán González y Adys Cupull
El
mismo guion para todos los tiempos.
El 9 de enero de 1986 Estados Unidos donó 145 mil
toneladas de trigo, que provocaron protestas y manifestaciones de los
productores nacionales porque pretendía afectar los precios para arruinarlos y
continuar con la dependencia a las empresas norteamericanas. El 18 de febrero
el Ministro de Relaciones Exteriores pidió urgentemente a Estados Unidos ayuda
financiera porque sin ella el estado no podría subsistir.
Mientras, un acontecimiento social acaparaba la
atención de la crema de la sociedad y del comité cívico de Santa Cruz, su Miss
Gina Banzer Suárez, ex ganadora en un famoso certamen de belleza, sobrina
preferida del ex dictador Hugo Banzer, contraía nupcias con el galante
caballero italiano, Marcos Marino Diodato Del Gallo, nacido en enero de 1957 y
según la crónica social heredero de una gran fortuna de una ilustrísima familia
de San Giovanni en Italia.
Un tiempo después se conocieron algunos antecedentes
del joven, Marcos Marino Diodato, de origen muy humilde en Italia fue
pandillero y participaba en robos y peleas callejeras, en 1975 fue detenido por
la Policía Nacional y aceptó trabajar como informante para esa institución,
ingresó en las fuerzas armadas, donde se graduó de paracaidista, experto en
manejo de armas y explosivos.
Junto a sus amigos callejeros y de los bajos fondos,
Stefano della Chiaie y Pierluigi Pagliani, fueron acusados como autores del
atentado dinamitero contra un tren en Bolognia, con cientos de víctimas entre
muertos y heridos. Los tres italianos se fugaron de la justicia y viajaron a
Bolivia como parte del grupo paramilitar “Los Novios de la Muerte” comandados
por Klaus Barbie para apoyar el golpe de estado de García Meza y Luis Arce
Gómez. El grupo fue detenido por la Policía Federal de Brasil vinculado al
tráfico de armas y de cocaína, pero fueron liberados por gestiones de
influyentes políticos.
En Bolivia, Marino fue contratado como entrenador de
paracaidismo y salto libre en el Ejército, trabajó en las fuerzas de élite como
instructor en el Centro de Instrucción de Tropas Especiales (CITE) de la ciudad
de Cochabamba y en la Fuerza de Reacción Inmediata del Ejército para
operaciones antiterroristas.
En 1986 comenzó el proceso judicial a Luis García
Meza y Luis Arce Gómez, prófugos de la justicia. Se reveló que 58 personas
estaban implicadas, 5 fallecidos, 6 absueltos y los 47 restantes recibieron
diferentes condenas.
Por esos días se conoció que la empresa
norteamericana Bolivian Land & Forestry Ltda ofrecía tierras bolivianas en
el extranjero, a través de publicaciones en diarios y revistas de amplia
difusión bajo el título de la última tierra virgen. Un comentario de la prensa
norteamericana aconsejó que Bolivia podría vender su territorio entre sus
países vecinos. El 13 de julio de 1987, el embajador de Bolivia en Estados
Unidos, Fernando Illanes, declaró que si alguien se presentaba con 4 mil
millones de dólares podrían comprar el país entero.
Ambas declaraciones provocaron reacciones
contrarias, especialmente de la COB, los estudiantes y los intelectuales.
Aunque otros grupos de derecha, señalaron que el precio de venta era muy
barato. Pablo Ramos expresó que cuando la revista norteamericana, Visión,
transcribió esa declaración ofensiva hubo grandes manifestaciones y estuvieron
en las calles luchando contra el Imperialismo y su injerencia.
Por petición de la embajada de Estados Unidos, los
partidos políticos entregaron las listas de candidatos para las elecciones de
mayo de 1989. El 25 de abril la Corte Electoral Nacional por presiones de la
Embajada de Estados Unidos vetó la candidatura del empresario Max Fernández,
del Partido de la Unidad Cívica Solidaridad. Se denunció que los partidos
estaban obligados a entregar a la CIA y a la DEA las listas de sus candidatos,
desde presidentes, ministros, diputados, senadores, alcaldes de ciudades,
cantones, municipios, provincias y departamentos y a cambio recibían financiamientos
a campañas electorales.
Se reportó como organizaciones no gubernamentales
(ONG), ejercían presión para la destitución de funcionarios bolivianos, así
como la existencia de un sistema de inteligencia antidrogas, dirigido por
Estados Unidos, donde cometían atropellos, secuestros, acusaciones falsas y
grabaciones a funcionarios entre ellos los de la Corte Suprema de Justicia.
Varios sectores se opusieron a esa injerencia, Max Fernández solicitó una
entrevista al Embajador norteamericano, pero éste se negó y lo remitió a un
empleado de tercera categoría.
En 1986 el doctor Víctor Paz Estenssoro, a
sugerencia de Estados Unidos designó a Gonzalo Sánchez de Lozada, Ministro de
Planeamiento y Coordinación Económica, encargado de aplicar la política
recomendaba por el FMI e impuesta por Estados Unidos, de terapia de shock para
frenar la galopante hiperinflación.
Aplicó una política de corte neoliberal, con privatizaciones y despidos masivos de
trabajadores. En el sector de la minería de 30 mil trabajadores se quedaron sin
empleo 23 mil y se recortaron o eliminaron los fondos a programas sociales,
incluyendo la salud, educación y cultura. Paz Estenssoro declaró que tomaba
esas drásticas medidas o Bolivia se muere.
Mientras, Evo Morales Ayma como Secretario General
del Sindicato de Campesinos cocaleros, fue elegido Secretario Ejecutivo de la
Federación del Trópico de Cochabamba y en junio de 1988 encabezó las protestas
contra la DEA y las autoridades a su servicio por estar usando herbicidas
contra las plantaciones de coca, afectando cultivos, contaminando bosques,
ríos, provocando la muerte de aves y peces.
Se denunció el intento de exterminio a la población campesina.
La gran protesta fue salvajemente reprimida, con
varios muertos y heridos, se comprobó la participación de policías dirigidos
por militares norteamericanos con el empleo de helicópteros en el ataque. El
enfrentamiento provocó 9 muertos, aunque después aparecieron nuevos cadáveres.
Evo Morales fue detenido, golpeado y cuando lo trasladaban para Cochabamba, se
durmió, lo creyeron muerto y lo lanzaron por un barranco.
El 22 de julio de 1988 fue capturado el famoso
narcotraficante Roberto Suárez en una hacienda del Beni. Denunció que Estados
Unidos estaba implicado en el narcotráfico para financiar a los contras
nicaragüenses y financió las campañas electorales de Víctor Paz Estenssoro y
Hugo Banzer. Cuando un periodista lo presentó como el Rey de la cocaína,
respondió que el Rey de la cocaína era el Departamento de Estado y el gobierno
de Estados Unidos y el Virrey, el gobierno de Bolivia.
En 1989 se realizó un acto en homenaje a los caídos
en defensa de los cultivos de coca. Efectivos de la policía reprimieron a los
asistentes y a Evo lo golpearon, lo metieron a la cárcel y lo sometieron al
confinamiento. Su lucha recibió
solidaridad en varias partes del país, así como condena a la actuación brutal
de la policía y se elevó la denuncia internacionalmente.
Ese año fue invitado a Europa para explicar el uso
de las hojas de coca en la cultura ancestral de Bolivia y viajó a Luxemburgo,
Bélgica, Francia y Suiza. También participó en un evento internacional
convocado por el presidente peruano Alan García sobre narcotráfico y desarrollo
alternativo.
La prensa de derecha reflejó amplia y
sensacionalmente unas declaraciones del delegado del gobierno boliviano, al
declarar calumniosamente la presencia en el evento del narcotraficante Evo
Morales, a quien falsamente presentó como dueño de varios Chalet en la ciudad
de Cochabamba para cada una de sus amantes, entre otras mentiras.
Posteriormente se conoció como la embajada de Estados Unidos en Lima, orquestó
y financió la campaña calumniosa y hasta cuanto pagó a algunos periodistas y
medios televisivos.
Ese año viajó a Japón y a México para participar a
la Cumbre Andina por los 500 años de resistencia indígena y popular organizado
por Rigoberta Menchú, Premio Nobel de La Paz, quien lo invitó a Guatemala. Al
regresar rumbo al aeropuerto, militares y policías lo detuvieron, lo sacaron
del vehículo con violencia, como a un delincuente, con las manos arriba y
encañonado por la nuca y procedieron a regístralo, al aclararse la situación lo
dejaron partir. Las organizaciones sociales denunciaron esos atropellos y
violaciones de los derechos humanos.
Poco tiempo después se conoció a través de los
propios militares, como la Embajada de Estados Unidos había informado a las
autoridades guatemaltecas, se trataba de un narcotraficante peligroso buscado
por la policía de su país.
El 6 de agosto de 1989 asumió la presidencia Jaime
Paz Zamora y ese mismo día la prensa anunció un contrato para la explotación
del litio, donde solo Estados Unidos podría comercializado a través de empresas
norteamericanas, porque tenía el control absoluto del mercado mundial y no
permitiría ningún competidor.
El 11 de diciembre de 1989 Luis Arce Gómez, fue
detenido en una hacienda en Santa Cruz y extraditado a Estados Unidos, para
juzgarlo en una corte federal por tráfico de drogas y conspiración para
importar cocaína a Estados Unidos, vinculado con traficantes colombianos. Lo
condenaron a 30 años de cárcel, estuvo poco tiempo en prisión, iba por las
mañanas y regresaba por las tardes a su domicilio.
Ricardo Aneyba Torrico, contó: “Yo hablé con Jaime
Paz Zamora, él estudió en centros religiosos y fundó el Movimiento de la
Izquierda Revolucionaria (MIR) y en 1980 fue candidato a la vicepresidencia con
el ex presidente Hernán Siles Zuazo y formó parte de la (UDP), coalición
formada por el MIR, los comunistas y el (MNR).
“Ocurre que yo tengo un compañero de curso en el
Politécnico, Gonzalo Crespo Mendizábal. Con él hemos compartido los ideales;
Gonzalo era inteligente, estudió sociología, con su profesor, Jaime Paz Zamora,
que vino de la Universidad belga de Lovaina, casi cura. El asunto es que
comienza a hablarme de Paz Zamora, como la salvación del país. Me dice: “Habla con él. Tienes que estar y
tienes que decir la verdad y tienes que contar, que somos el patio trasero de
Estados Unidos, ellos hacen lo que les da la gana y nadie abre la boca.”
“Gonzalo hizo una reunión en su casa, con
suboficiales y mi hermano Cosme, que había sido secretario de la Federación
Universitaria Local en Cochabamba; asisten Jaime Paz, René Zavaleta Mercado,
también uno que fue ministro de Gobierno, el prefecto de Santa Cruz; eran como
seis.
“A Jaime Paz Zamora, yo le expliqué que Bolivia no
gobernaba el país, él no gobernaba, los que gobernaban eran los de la CIA,
pinchaban teléfonos y les mostré los documentos probatorios, como se capturaban
fotos y le expliqué todo. Se paró Pablo Ramos, era rector de la Universidad y
me dice; “Señor Aneyba, permítame estrechar su mano, por ese gesto de valentía
que acaba de demostrar; lo que nos ha dicho, ya sospechábamos”.
“Pero la Embajada norteamericana siguió gobernando a
Bolivia, ellos era los que dirigían y pagaban al Alto Mando Militar, a la
cúpula de la Policía, a la Fiscalía y a la Corte Electoral Nacional.
“En 1989 se produjo un gran revuelo e indignación
por las declaraciones del agregado de prensa de la embajada de Estados Unidos,
al afirmar que los bolivianos éramos medio personas por la baja estatura, por
el color de la piel, porque éramos extraños.”
Se refiere a Mark Jacobs, quien escribió que los bolivianos eran Gnomos,
humanos hasta cierto grado, pequeños, morenos, extraños.
“La prensa lo acusó de emitir esas expresiones en
cenas y fiestas donde participaban bolivianos, decía de los indígenas, estaban
más cercanos a las llamas, alpacas, guanacos o vicuñas que de los humanos y los
calificaba de salvajes y bestias humanas.
“En un encuentro del agregado de prensa de Estados
Unidos con invitados cívicos de Santa Cruz, los
racistas bolivianos le reían esas insultantes expresiones y añadían
otros calificativos, que repiten en cualquier parte, como cholos de m. (excrementos o porquerías),
desalmados, ingratos, sucios, asquerosos, de no conocer el baño, llenos de piojos, necesitados de
fumigación, caras de marcianos sin cerebro, analfabetos, incultos, a los que no
se le debía permitir visitar los bancos, ministerios y oficinas públicas, ni
ocupar responsabilidades y debían confinarlos al altiplano, selvas o en los
socavones de las minas. Catalogan a sus bailes y danzas como ritos satánicos, y
solo debían presentarse en los carnavales de Oruro o la entrada del Gran Poder
en la ciudad de La Paz, para exhibirlos a los turistas.”
Una ola de críticas contra el agregado de prensa y
los racistas bolivianos, ocupó diversos comentarios. Max Fernández, vetado por
la Embajada de Estados Unidos, criticó la subordinación de algunos bolivianos a
los norteamericanos y consideró humillante aceptar ser tratado como seres
inferiores, solo útiles como secretarios, sirvientes, jardineros, choferes y
empleados domésticos.
Max Fernández, expresó que los racistas bolivianos
trataban a los indios y cholos de la misma forma como los norteamericanos los
trataban a ellos y esa discriminación tenía que acabar. Esas palabras
provocaron un gran impacto, no era un líder de izquierda, ni comunista, era un
próspero empresario blanco, con cultura, de familia distinguida, poseedor de
una gran fortuna y dueño de la principal fábrica de cervezas del país.
Ricardo Aneyba expresó: “Max Fernández, dijo eso, yo
digo que algunos racistas, especialmente los de Santa Cruz, se sienten
superiores a los collas, como llaman a los indios, no quieren a Bolivia, la
desprecian, se sienten inferiores ante los norteamericanos o europeo, carecen
de autoestima, se lamentan de haber nacido aquí, desprecian la cultura,
símbolos, historia y las grandes ruinas
arqueológicas pre hispana, prefieren formar otro país y sus hijos nazcan y
estudien en Estados Unidos, o en Argentina o Chile, pero en ningún caso en Perú, Ecuador, Paraguay o
Colombia, países que miran con desprecio y los consideraban peores que Bolivia…”
Ante las críticas y llamadas a la Embajada de
Estados Unidos, para insultar al agregado de prensa o solicitar una entrevista,
respondían que cumplió su misión y se encontraba en viaje de regreso. La
Central Obrera Boliviana emitió un pronunciamiento condenando el sometimiento
de las personas e instituciones estatales frente al imperialismo.
El 19 de marzo de 1990 el hijo del narcotraficante
Roberto Suárez convocó una conferencia de prensa y afirmó que la finca
Huanchaca era uno de los laboratorios de cocaína de los norteamericanos para
financiar a la contra nicaragüense, prometió presentar documentos que avalaban
sus declaraciones. Tres días después lo asesinaron.
En marzo de 1991 el gobierno de Estados Unidos,
estableció varias condiciones para entregar una ayuda de 86 millones de dólares
a Bolivia, entre ellas las renuncias del general de la policía Felipe Carvajal
Badani y la del Ministro de Gobierno (Interior) Guillermo Capobianco, acusados
de narcotraficantes, aunque no presentaron pruebas. Algunos comentaristas
afirmaron como las verdaderas razones era no someterse servilmente a los
dictados de Washington.
Pocos días después el embajador norteamericano se reunió
con Carlos Saavedra, nuevo Ministro del Interior, interrogados por la prensa se
negaron a dar declaraciones sobre los asuntos tratados, pero se filtró que
Saavedra aceptó crear una red de inteligencia antidrogas dirigida por los
norteamericanos. La prensa denunció como cinco días antes de las elecciones, el
embajador de Estados Unidos pidió el retiro de la candidatura a diputado del ex
ministro del Interior Guillermo Capobianco, acusándolo de vinculación con el
narcotráfico.
Max Fernández Rojas, declaró que los políticos
bolivianos estaban siendo víctimas de intereses ocultos con denuncias no
probadas y formuló varias críticas a la injerencia de Estados Unidos, como
respuesta la Embajada de ese país nuevamente le negó la visa y presionó a la
Corte Electoral para vetar la candidatura a la presidencia.
Continuará.
Por Froilán González y Adys Cupull
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