GOLPES DE ESTADO EN BOLIVIA | XVII: Viejos y nuevos tiempos | por Froilán González y Adys Cupull
El mismo guion para todos los tiempos.
El candidato a la
presidencia Max Fernández, denunció a la Embajada de Estados Unidos por
utilizar el otorgamiento de visas como arma de chantaje y amenazar con
sanciones de cerrar cuentas bancarias y otras medidas.
Las protestas se
generalizaron y el 1 de abril de 1992 el embajador de Estados Unidos, Richard
Bowers, informó a la prensa que Max Fernández, era propietario de la fábrica
más grande de cervezas del país y debía declarar ante la Embajada de dónde
había obtenido su dinero y fortuna. Recordó hacía dos años le habían solicitado
esa información y no la había proporcionado.
El 6 de junio de 1993
se realizaron las elecciones, donde resultó elegido el empresario Gonzalo
Sánchez de Lozada. El nuevo presidente obtuvo la licenciatura en Filosofía y
Letras en la Universidad de Chicago en 1952, pero según informes posteriores no
terminó esos estudios.
Al volver a Bolivia, se
inició en el mundo empresarial como productor de cine con la empresa Telecine y
en la extracción de minerales con la empresa de servicios petroleros Andrea
Geo-Services Limitada, luego creó la Compañía Minera del Sur, (COMSUR),
explotando y comercializando minerales en canteras del altiplano boliviano; se
comentaba que prefería hablar en inglés porque tenía dificultades para comunicarse
en español y no conocía ninguna de las lenguas originarias. Fundó varias
empresas dedicadas a las prospecciones petroleras y trabajos de geodesia.
A finales de los años
setenta estaba considerado como uno de los más poderosos industriales de las
minerías del estaño y el zinc, vinculado a una red de empresas filiales de
multinacionales entre las que se destacó la británica Río Tinto Plc.
Fue diputado por el
Movimiento Nacionalista Revolucionario, luego Senador y Presidente del Senado.
En 1986 fue Ministro de Planeamiento y Coordinación Economía y encargado de
aplicar la política del FMI e impuesta por Estados Unidos, de terapia de shock
para frenar la galopante hiperinflación.
Para el traspaso de
Poder el presidente Jaime Paz Zamora invitó al comandante Fidel Castro, su
presencia en tierra boliviana fue un acontecimiento histórico, las muestras de
cariño, admiración, respeto y solidaridad fueron masivas, los manifestantes con
banderas cubanas y bolivianas rodearon el hotel donde se alojaba, como expresión
de solidaridad y velar por su seguridad. La embajada norteamericana protestó
enérgicamente y el representante de ese país declaró que estaba bien su llegada
para que aprendiera de la democracia boliviana.
En su programa de
Gobierno aparecía un amplio plan de reformas para la privatización de las
empresas públicas, entre ellas ferrocarriles, petróleo, telecomunicaciones,
electricidad y la aviación civil. Designó como Ministro de la Presidencia al
abogado Carlos Sánchez Berzaín, nacido en 1959, agente CIA, ligado a la mafia
cubano americana de Miami y a los contrarrevolucionarios de Nicaragua y
Venezuela, completamente colonizado al servicio de Estados Unidos, con
ciudadanía de ese país, principal promotor y ejecutor de las privatizaciones en
Bolivia, tal como dictaba el FMI.
La política de
privatización de empresas estatales fue ampliamente criticada por amplios
sectores del país, políticos y economistas de reconocido prestigio. Don Edgar
Oblitas, Presidente de la Corte Suprema de Justicia, impugnó esa política y
argumentó era violatoria de varios preceptos de la Constitución y no podían
ejecutarse.
Ante la actitud del
doctor Oblitas, la Embajada de Estados Unidos y la CIA prepararon un operativo
a través del Ministro de la Presidencia, Carlos Sánchez Berzaín, consistente en
preparar una operación encubierta e implicarlo en actividades de soborno y
corrupción. El 20 de octubre de 1993 se publicó a través de los medios
informativos un video donde se presentaba al Presidente de la Corte Suprema de
Justicia, recibiendo un sobre, supuestamente con dinero de un presunto
narcotraficante del cual Estados Unidos, había solicitado la extradición y cuyo
análisis se encontraba en la Corte.
El escándalo fue
mayúsculo, el Embajador norteamericano aseguró que en Bolivia la justicia fue
corrupta y seguía siéndolo, los comentaristas radiales y televisivos al
servicio de Estados Unidos magnificaban el hecho y aseguraban como un narcotraficante, (suprimiendo la palabra
presunto) entregaba un sobre con dinero (eliminando la palabra presuntamente)
para favorecerlo y ocultaron que el video carecía de audio, pero exigían la
renuncia del doctor Oblitas y su
corrupción fuera debatida en el
Parlamento.
Al divulgarse el video,
Oblitas lo negó rotundamente y acusó a la Embajada de Estados Unidos y al
gobierno boliviano de haber montado un complot contra el Poder Judicial para
designar a magistrados dóciles a los intereses de Estados Unidos. La bancada de
diputados de Sánchez de Lozada, lo llevaron al Parlamento y el video (sin audio)
sirvió para incriminarlo. Lo destituyeron
y condenaron a la pena de Infamia y lo inhabilitaron para ocupar cargos
o responsabilidades políticas.
La política de
privatización se aplicó como demandaban los norteamericanos. Una de esas
empresas, fue Cemento El Puente, de la ciudad de Tarija, que formaba parte de
la red de la Corporación Boliviana de Fomento, donde era Ministro Samuel Doria
Medina, uno de los más entusiastas de aplicar las medidas privatizadoras y
vender todas las empresas estatales.
Otra denuncia fue los
vínculos de Blake T. Franklin, asesor del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada
con la compañía norteamericana ENRON, socia de Yacimientos Petrolíferos
Fiscales Bolivianos en la construcción del gaseoducto a Brasil. Pocos días
después el consorcio Multinacional Enron, se adjudicó la transportadora de
Hidrocarburos como parte de las privatizaciones. La información levantó las
sospechas de corrupción.
Poco tiempo después se
conocería la trama de esa conspiración, cuando Andrés Soliz Rada, abogado,
periodista, dirigente sindical, profesor universitario, político, secretario
ejecutivo de la Federación de Trabajadores de la Prensa de Bolivia, uno de los
más destacados defensores de los recursos naturales, corresponsal de varias
agencias internacionales de información,
columnista y locutor en radio, prensa y televisión, perteneció a los equipos de redacción de los diarios La
Opinión de Buenos Aires, Le Monde de París y la Revista Tiempo de México. Autor de los libros: "La
Caracterización de Bolivia y la Contradicción fundamental" (1978),
"El Gas en el Destino nacional" (1984), senador y diputado, denunció
y probó ante el Parlamento y la opinión pública:
La supuesta filmación a
don Edgar Oblitas fue hecha en una casa alquilada por el Ministro de la
Presidencia, Carlos Sánchez Berzaín, al nicaragüense José Antonio Ibarra, quien
invitó a Hugo Galindo, acusado de narcotraficante, que aparece en el video, sin
audio y filmado por los norteamericanos, en el momento de la entrega de un
sobre presuntamente con dinero, pero no se identifica al interlocutor.
Refirió lo sospechoso
que, con la tecnología de la Embajada de Estados Unidos, se grabara la supuesta
entrevista sin audio. Fracasan en la parte tecnológica, nunca pudieron probar
de qué hablaron y el Senado de la República revindicó a Oblitas.
Años más tarde, el
Presidente de ese tribunal, Eddy Sandoval Morón dijo que no podía soportar más
el cargo de conciencia de lo que había hecho por presión partidaria. La
Asamblea de Juristas de Bolivia y el Consejo Latinoamericano de Juristas
revindicaron a Oblitas, pero no se pudo revertir la capitalización.
También se conoció que
la empresa Cemento El Puente, de la ciudad de Tarija, la había adquirido Samuel
Doria Medina, el mismo Ministro que la privatizó y aparecía como el accionista
principal. Doria Medina estudió en el
Colegio Alemán de la ciudad de Oruro, se graduó en Economía y Administración de
Empresas en la Universidad Católica de La Paz, Licenciado en Economía en la
Arizona State University de Estados Unidos, con Especialidad en Finanzas
Públicas en la London School of Economices de Inglaterra.
Se desempeñó como
director de Política Monetaria Bancaria y Crediticia del Ministerio de Finanzas
y Ministro de Planeamiento, Jefe del Gabinete Económico (1991-1993) y principal
impulsor de privatizar todas las empresas estatales, ocasión en que adquirió a
precio prácticamente regalado la Cementera y luego la vendió en 300 millones de
dólares, en una de las mayores operaciones bursátiles de la historia de
Bolivia.
Como millonario,
aumentó sus inversiones en varias empresas, en el turismo y la construcción de
edificios de apartamentos y condominios y anunció dedicarse por completo a la
política con la finalidad de derrocar a Evo Morales por cualquier vía, aunque
tuviera que gastar la mitad de su fortuna y financió campañas de prensa contra
la imagen del líder indio.
Con relación al
gasoducto, Andrés Soliz Rada, informó que el gaseoducto iba a tener 550
kilómetros aproximadamente en territorio boliviano y 2500 en el brasileño y
Brasil propuso construirlo entre Petrogas y Yacimientos Petrolíferos Fiscales
Bolivianos, pero Sánchez de Lozada dijo que Yacimientos no tenía dinero y
Brasil propuso que Bolivia pagara en gas, con la producción, y afirmó:
“Sánchez de Lozada ve
que era un gran negocio, trae a la ENRON y retira a Yacimientos Petrolíferos
Fiscales del negocio. Pensamos que
muchos presidentes, en general, son representantes, voceros de nuestros pueblos
frente al imperio, frente a Estados Unidos, pero con Sánchez de Lozada pasó una
cosa absolutamente diferente, Sánchez de Lozada es el vocero de Estados Unidos
frente a Bolivia. Las relaciones económico financieras que tiene con bancos,
con petroleras, con empresas mineras; él es un socio dentro de todo ese esquema
económico. Y los socios le exigen al socio Sánchez de Lozada que traiga
utilidades.”
Al año siguiente por
recomendaciones de la embajada norteamericana fue nombrado Carlos Sánchez
Berzaín, Ministro de Gobierno (Interior), para dirigir la lucha contra el
narcotráfico.
El 11 de marzo de 1994
el general Luis García Meza fue capturado por la Policía Federal de Brasil en
la ciudad de Sao Pablo. Después de las reclamaciones correspondientes, la Corte
Suprema de Justicia de ese país, aprobó la extradición.
Al llegar a La Paz fue
trasladado a la cárcel de máxima seguridad de Chonchocoro. Por esos días se
recordó que el ex agente de la DEA Mickey Livine publicó el libro The Big White
Lie, donde reveló que la CIA participó en 1980 en una conspiración con
militares argentinos, grupos nazis y la mafia italiana para realizar el golpe
de estado a través del cual el general Luis García Meza asumió el poder.
Carlos Sánchez Berzaín,
Ministro de Gobierno, fue denunciado de establecer una estructura en la policía
subordinada a los intereses de Estados Unidos, a través de los regimientos que
dirigían los coroneles Germán Linares, Edgar Prudencio, Rafael Vargas y el teniente
coronel Carlos Barriga, agentes de la CIA y tres de ellos ejecutores del
secuestro al doctor Hernán Siles Zuazo.
El comandante general
de la policía denunció a la DEA por estar investigando la vida privada de
personalidades y altos funcionarios, presuntamente implicados en casos de
corrupción y la Embajada de Estados Unidos pagaba sueldos extras a los jefes de
la policía, la cúpula militar y fiscales y varios sectores del país exigieron
se rindiera cuenta de esa subordinación.
El general Fernando
Sanjinés comandante de las Fuerzas Armadas, reconoció públicamente la
dependencia económica de Estados Unidos y el Fiscal de la República admitió que
el Ministerio Público y los Fiscales de Sustancias Controladas, dependían de
los norteamericanos y recibían un plus a sus salarios de la Embajada de Estados
Unidos.
El 7 de junio de 1994,
el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada viajó a Estados Unidos a promocionar la
venta de las empresas estatales y prometer combatir el narcotráfico. La bolsa
de Valores de Chicago calificó a Bolivia como un país “muy atractivo”.
Un gran escándalo se
produjo el 20 de noviembre cuando fue detenida una camioneta de la Embajada de
Estados Unidos conteniendo 65 kilos de cocaína. Se denunció que Estados Unidos
utilizaba la lucha contra el narcotráfico, con fines políticos, económicos, de
espionaje e injerencias en los asuntos internos de Bolivia.
También se denunció
como se encontraban con frecuencia, rastros de drogas en aviones de pasajeros y
cargas, con destino a Estados Unidos, incautación de envíos y detención de
ciudadanos, asesinatos vinculados al narcotráfico, allanamientos de domicilios,
secuestro de personas, casas de torturas, violación de acuerdos y tratados,
llegada de funcionarios para presionar a las autoridades bolivianas y poner en
libertad a ciudadanos norteamericanos.
Se dijo que aviones de
Estados Unidos trasladaban drogas desde Bolivia, vía Panamá, Colombia, Ecuador,
Perú y México. Se denunció pactos entre narcotraficantes económicamente
poderosos e influyentes, con la CIA y la DEA, a cambio de grandes sumas de
dinero, ofrecer falsos testimonios contra inocentes que afectaban intereses
norteamericanos.
Los medios informativos
recordaron el asesinato en la hacienda Huanchaca del naturalista y reconocido
científico Noel Kempff Mercado y dos de sus acompañantes. La DEA conocía la
existencia de narcotraficantes en el lugar, pero no habían informado a las
autoridades bolivianas, protegió a los involucrados, se negó a proporcionar
informaciones y cuando la comisión parlamentaria investigaba el crimen y exigió
la expulsión de los funcionarios de la DEA vinculados con el caso, se descubrió
que 11 de ellos y 170 militares norteamericanos, tenían rango diplomático y
gozaban de inmunidad.
Los investigadores
aportaron documentos donde la CIA y la DEA financiaban a los contras
nicaragüenses con dinero del narcotráfico y una de sus fuentes principales, era
la fábrica de cocaína de Huanchaca. La Comisión de Lucha contra el
narcotráfico, convocó al ex representante de la DEA en Bolivia, el mexicano
Jesús Gutiérrez, Estados Unidos rechazó el pedido y atentó contra la labor de
esclarecer el asesinato.
Ante las denuncias y
las evidencias, la Embajada de Estados Unidos finalmente admitió conocer la
existencia de la fábrica y que entre los bienes incautados se encontraba un
avión, propiedad de esa Embajada. Un ex
agente de la DEA, reveló que la fábrica de drogas Huanchaca era uno de los
mayores laboratorios de elaboración de cocaína en Bolivia para financiar
operaciones encubiertas de Estados Unidos y la CIA.
En agosto de 1994
Estados Unidos, a través del Ministro de Gobierno Carlos Sánchez Berzaín presionaba
para militarizar y ocupar la zona del trópico de Cochabamba, los campesinos
protestaron, las tropas realizaban allanamientos, robaban gallinas y animales
domésticos, ofendían a las mujeres, las golpeaban y reprimían brutalmente para
aterrorizarlas y abandonaran el lugar,
como respuesta se movilizaron para una marcha de protesta hacia La Paz y
denunciar los planes gubernamentales de someterse a las exigencias
norteamericanas.
Algunas fuentes en
Bolivia sostienen que la solicitud de los norteamericanos a Gonzalo Sánchez de
Lozada de nombrar a Carlos Sánchez Berzaín, al frente del Ministerio de
Gobierno, fue con el fin de colaborar en la utilización de la droga de Bolivia
para financiar a los contras nicaragüenses.
Los cocaleros
emprendieron la Marcha, por la Vida, la Coca y la Dignidad, dirigida por Evo
Morales como máximo dirigente de los campesinos y cocaleros, dispuestos a
recorrer más de 600 kilómetros entre Cochabamba y La Paz. La Marcha fue atacada
por la policía desde el comienzo, sin embargo, la población salía a las
carreteras y las calles para alentarlos y ofrecerles agua, refrescos, jugos,
comidas, ropas y zapatos.
Cuando llegaron a La
Paz fueron aplaudidos por la población. Las autoridades se vieron obligadas a
aceptar algunos acuerdos y convenios. La lucha de los cocaleros y su marcha se
difundió por el mundo. Una vez que regresaron, las autoridades desconocieron
los acuerdos y enviaron a los militares y policías para reprimirlos.
Continuará.
Por Froilán González y Adys Cupull
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